Este artículo de Juan Carlos Rodríguez en el Diario "El economista", me ha parecido bastante interesante y por ello lo reproduzco a continuación:
La arquitectura simboliza el poder. Desde su origen, desde Egipto, Grecia y Roma a las catedrales góticas. Pero en su particular recorrido a lo largo del siglo XX ha encarnado diversas ideologías como hasta entonces nunca lo había hecho. Convirtiéndose en un instrumento de propaganda de primer orden, a la vez que en una herramienta cambiante, transformadora y decisiva de la sociedad. Este es el camino político que la arquitectura ha recorrido en diez hitos que conforman en sí mismo diez de las grandes obras contemporáneas. La historia de la arquitectura contemporánea, pero también de la ideología del siglo XX.
1.Comunismo funcional: URSS / Vladimir Tatlin / Monumento a la III Internacional
Es curioso como la obra de Vladimir Tatlin ha llegado a ser considerada universalmente como uno de los grandes hitos de la arquitectura contemporánea sin que nunca llegara a construirse. Tal era la dimensión de su creación. Tatlin, padre del constructivismo ruso, concibió un proyecto de homenaje a la III Internacional que, en sí mismo, comprendía todo una metáfora del universo y encerraba un simbólico homenaje a la III Internacional como ideología connatural al hombre. Curiosamente, Tatlin cayó devorado por su propia creación, que debería haber encabeza el comunismo funcional, una visión de la arquitectura como medio para reeducar a la población y sinónimo de poder. Sin embargo, el poder comunista prohibió, paradójicamente, el proyecto, al que incluyó en su demonización del arte abstracto. Demostrando, por otra parte, cuan lejos estaba de comprender la esencia misma de la torre de 400 metros de altura llamada a competir con la Torre Eiffel en pleno centro de San Petersburgo. Eran los años 20 y el proyecto de Tatlin había llegado, acaso, muy temprano: una estructura espiral de metal volcada hacia un lado en el ángulo del eje terrestre, conteniendo estructuras de vidrio con diferentes formas. Todos estos elementos rotarían a distinta velocidad, el cubo completa su giro en un año, la pirámide en un mes, el cilindro en un día y la media esfera en una hora. En su interior se situarían la sede de la Internacional Comunista, una sede de correos, varios restaurantes, diversos espacios para conferencias y la esencia misma del hombre como centro del universo.
2.Capitalismo racional: EE UU / Mies Van der Rohe /Edificio Seagram
No deja de ser curiosa la paradoja de que, con el tiempo, la torre Tatlin responde más a los arquetipos de lo que hoy tomamos como capitalismo y éste rascacielo de Mies Van der Rohe, en el que colaboró también Philip Johnson (el autor de las Torres Kio), podría tomarse por su ángulos rectos y su tajante sobriedad en una contrucción que responde a los principios constructivos soviéticos. Para nada más lejos de la realidad, porque Van der Rohe llevó a la máxima expresión la racionalidad que encierra el capitalismo, compuesto de vigas de acero y columnas de bronce, como la propia fachada de un edificio que, durante décadas, simbolizó el auge de la industria contemporánea. No sólo porque fue sede de la poderosa multinacional Seagram, creada a la sombra de la Ley Seca y la venta de alcohol ilegal, sino porque inauguró una época dorada de la arquitectura como símbolo de poder de económico. Pero, ante todo, el Edificio Seagram es un símbolo, en sí mismo, arquitectónico: sí, su purismo, su rigor casi obsesivo, su aspiración clasicista. Su idea de la simetría, de la proporción, del orden, está tomada directamente de los templos griegos, que en cierto modo reconstruyó Van der Rohe entre 1954 y 1958, los años de su construcción en pleno Manhattan: no sólo es un edificio construido con basa (entrada y hall), fuste (bloque principal de oficinas) y capitel (sus últimas plantas a modo de remate), sino que a su lado Van de Rohe concibió un espacio vacío, a modo de arena, anexo al 'templo' y en el que se concentrarían los fieles para su admiración. La concepción del arquitecto alemán enlazaba, por tanto, como una conexión espiritual con el capitalismo a través de la depuración expresiva. La antítesis de Tatlin: menos es más.
3.Nazismo y totalitarismos: ALEMANIA / Albert Speer y Ernst Sagebiel / Tempelhof
Albert Speer demostró, en cierto modo, que su Teoría del Valor de las Ruinas, postulada en 1934, era el asentamiento ideológico no sólo de su arquitectura, sino también del nazismo. Si se termina desplomando, al menos que dejen ruinas hermosas. Speer ya debía saber que aquello, la locura de Hitler, no habría de tener un final hermoso, así que se dedicó, al menos, a que sus ruinas fueran indestructible. Tanto como el Schwerbelastungkörper de Tempelhof, esa mole cilíndrica creada para sopesar si el terreno cenagoso de Berlín soportaría la joya de su capital del mundo, o sea, el gran arco de la victoria de la Welthauptstadt Germania. Como no hubo victoria ni arco, la memoria de Speer permaneció con una de sus escasas construcciones que no se quedaron ni en el plano ni en la ruina: el aeropuerto de Tempelhof, uno de los edificios más emblemáticos del régimen nazi, aunque su proyecto, enmarcado en la 'puerta del aire' de la gran ciudad de Speer, fue encargado a Ernst Sagebiel. Su ampliación en 1934, pues el aeropuerto ya funcionaba como tal en 1909 e inaugurado oficialmente en 1923. Según el proyecto en forma de águila con las alas extendidas, ideado a partir de un dibujo del mismo Hitler, la Terminal que acogería inicialmente a Lufhansa nació siendo el edificio más grande del mundo, curiosamente mérito que le quitaría el Pentágono. La "madre de todos los aeropuertos", según Norman Foster, iría decayendo, aún hoy el el edificio más largo de Europa, con más de un kilómetro y medio, hasta que el año pasado cerró sus puertas, condenado por su privilegiada situación: el centro de Berlín. Pero sigue siendo el mayor testimonio de una arquitectura fría y funcional, simbólica y vanguardista, condecorado por su mito antisoviético como sede del 'puente aéreo' que entre 1948 y 1949 abrieron los Estados Unidos en pleno bloqueo comunista.
4.La potencia de los países emergentes: BRASIL / Oscar Niemeyer / Brasilia
La vinculación entre las formas de la vanguardia y los contenidos religiosos ofrece uno de los episodios más peculiares del siglo XX. La arquitectura expresa la confusión de la fe de nuestro tiempo y la pluralidad secular de sus lenguajes. Monumentales recreaciones de la ascensión hacia la luz, prácticamente única formulación litúrgica presente en la iglesia moderna, revestida de búsqueda espiritual. Kenzo Tange inauguró, en cierto modo, la construcción de una nueva espiritualidad, simbolizada en su catedral de Tokio, que fue consagrada en 1964. La estructura consiste de ocho paneles en curva, unidos y erguidos casi verticalmente. El techo, con ventanas tragaluces, forma una gran cruz. El exterior está cubierto con acero inoxidable reluciente para recordar la luz de Cristo que brilla en la oscuridad del mundo y de los corazones humanos. Para diseñar la nueva catedral de Tokio, Tange visitó numerosas catedrales medievales y góticas en Europa, de la que, según admitió, recibió la inspiración de erigir su nueva edificación aspirando al cielo, elevándose por encima de la mundanidad. Proclama así su idea de que la arquitectura, como hizo en Hiroshima, debe tender hacia la trascendencia superando la tradición. A la vez que se debía de concebir como un organismo vivo, de ahí su calificativo de 'metabolista' que ha acompañado a su arquitectura.
6.La ingeniería como orgullo nacional: AUSTRALIA / Jorn Utzon / Ópera de Sydney
El expresionismo arquitectónico alcanzó su máxima expresión con la Ópera de Sydney, inaugurada en 1973, después de una delicada obra que se extendió durante 14 años. Muchos textos publicados reflejan las tensiones que se produjeron durante este peridodo. Los más interesantes son los que publicaron los propios implicados como Ove Arup o el mismo Utzon, que defendieron el proyecto ante la incomprensión tanto de las autoridades como de los sectores más conservadores de la arquitectura mundial. Su forma esférica representó la síntesis entre la ecuación simple y la libertad compositiva. Con sus bóvedas en forma de cáscara y su 1.056 millones de azulejos blancos que copan sus alas, compuso la imagen de un edificio único, que Australia abanderó para escenificar que el país entraba por completo en la modernidad como uno de los grandes núcleos del mundo desarrollado. Sin embargo, fue también el primer proyecto que demostró que la arquitectura penetraba en un terreno movedizo donde el equilibrio con la política era más que inestable. El despido de Utzon fue un despido político debido al sobrecoste de la construcción, que excedió finalmente el presupuesto inicial en un 1400%, pero también por la obsesión del arquitecto danés en controlar hasta el menor detalle de su creación. Pero, ante todo, ha permanecido su identificación de una obra arquitectónica como concreción del orgullo nacional.
7.La revolución cultural: FRANCIA / Renzo Piano y Richard Rogers / Centro Pompidou
8.Nuevo capitalismo de los 80: GRAN BRETAÑA / Richard Rogers / Edificio Lloyds
10. Experimentación comunista: CHINA / Rem Koolhas y Ole Scheeren / Sede de la CCTV